Carta en la que Francisco Barroetaveña intenta aclarar, pidiéndole disculpas a Almafuerte, un malentendido causado por una expresión en su carta anterior. Almafuerte malinterpretó la expresión "concretar engranaje": creyó que Barroetaveña hablaba de ajustar el precio que debía cobrar cuando en realidad era para coordinar su llegada a la fiesta acompañándolo. Barroetaveña explica también su parecer en cuanto a que una retribución económica es justa y necesaria en toda tarea intelectual como la de Almafuerte y le recuerda que tanto él como Melgar le dijeron de poner en marcha la edición, en volúmenes, de todas sus obras en prosa y verso. Le comenta luego que entregó su carta al Dr. Madariaga, y que la demora en la respuesta de éste puede deberse a que no encuentra las palabras justas. Añade que seguramente Madariaga y él irán a visitarlo pronto. Por último le informa que se ocupó de la edición de veinte evangélicas, editadas por dos jóvenes poetas. Uno de ellos, Ernesto Morales, mandó a Almafuerte ejemplares impresos.